conflicto. En palabras simples, una situación de tensión hace presión en la familia y se
requieren ciertos cambios dinámicos que la estabilicen. Los roles, los valores y los
objetivos se pierden y se hacen confusos en la medida que el conflicto siga
permaneciendo en el sistema.
Los problemas, crisis y conflictos en la familia hacen necesario un cambio, que a su vez
llevarán a redefinir un nuevo sistema de relaciones.
El cambio fundamental que se espera definirá nuevas formas de comportamiento de los
miembros de la familia. Todo aquello que implica un cambio permite crecer y aprender de
nosotros y de quienes nos rodean. Por lo tanto, los conflictos familiares son avances y
crecimientos, que se experimentan en todo grupo humano.
Siempre hay que mantenerse alerta a los problemas, y situaciones que estresen, para
comenzar a trabajar en la superación y solución de los mismos. Hay situaciones que se
mencionan a menudo como crisis: la separación de los padres, la pérdida de un miembro
de la familia (duelo), la etapa de la adolescencia en los hijos, infidelidad conyugal, pérdida
del trabajo, etc.
Hay que tener en cuenta que lo que puede ser motivo de conflicto en un hogar, en otro
puede no serlo. Depende de la familia y de los recursos (hábitos, pautas de conducta,
reglas, etc.).
